Podremos sospechar de una gingivitis cuando observamos que nuestra encía está inflamada, sangra o está especialmente sensible. El mal aliento también podría, en ocasiones, valorarse como una señal de alerta.

Si además tenemos movilidad o separación de los dientes, dientes más largos, hipersensibilidad al frio o perdida de dientes, el caso sería más grave y podríamos estar hablando de periodontitis.

En todo caso, el diagnóstico de certeza sólo lo puede realizar el dentista y/o el periodoncista.